Nuestro viaje a Cabaña 2024

 


Preparativos

Esta anécdota comienza con Zoe, nuestra perrita de dos años, una mezcla de pitbull con sharpei. No teníamos con quién dejarla durante nuestra ausencia, así que decidimos que se quedara en el Gua Miau Hotel. Era la primera vez que se quedaría en un hotel, y aunque al principio estaba nerviosa, se adaptó rápido y se quedó muy contenta.

Fuimos de compras y preferimos comer algo simple. Comimos en el mercado una papa rellena y una causa limeña. Dejo por escrito para recordarme de nunca más comer en el mercadito de la 35 porque la comida estaba horrible. Luego compramos unas medias que repelen el frío porque teníamos reportes de que las heladas en Cabaña estaban insoportables. Estas noticias llegaban de mi suegra y mi hija, que ya se habían ido al pueblito andino. Llegamos a casa.

Armamos las maletas, bueno, realmente mi esposa armó todo. Yo estaba pendiente de descargar varios audiolibros para el viaje; me parece que es lo mejor para viajar, ya que colocas tu celular en modo avión y la batería te dura todo el viaje. Aunque en Perú la mayoría de los autobuses interprovinciales tienen cargadores para móviles, para este viaje descargué dos novelas de Ernesto Sábato y dos de Robert Louis Stevenson. Además, aún tenía dos días laborales antes de mis vacaciones, lunes y martes, por lo cual tuve que llevar mi laptop, o mejor dicho, la laptop de la compañía. También llevé un libro físico genial que mi hija me trajo desde Maryland llamado "Escape from Slavery" de Francis Bok. Ya estaba todo listo, y mi esposa decidió que sería buena idea cortarnos el cabello a mi hijo y a mí. La máquina de cortar se malogró a mitad, y a duras penas pude terminar de cortarme el cabello pues se nos hizo tarde.



El Viaje de Ida

Tomamos un Uber hasta el terminal terrestre de Plaza Norte. El chofer era conversador y estuvimos hablando de la corrupción de los policías de tránsito, de fallas mecánicas y de emergencias que había tenido como taxista. Yo le conté la anécdota de mi viaje a las Lomas de Lachay. Había mucho tráfico, lo cual es común todos los viernes en Lima, pero llegamos 20 minutos antes de la partida del autobús con destino a la ciudad de Chimbote. Dejamos las maletas en la agencia, pero nos anunciaron que se había modificado la salida del bus a 15 minutos antes (10:15 pm), así que tuvimos que apurarnos para poder abordar. Luego de un ligero inconveniente con los números de asientos, logramos abordar y partimos a las 10:20 pm.

El viaje fue largo, pero al ser nocturno, el tiempo pasó rápido. Yo iba al lado de mi mujer y nuestro hijo estaba solo en un asiento al lado de nosotros, separado por el pasillo. Nos fuimos escuchando "El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde", pero mi esposa se durmió. Luego, yo también me dormí y llegamos casi sin hablar nada en todo el camino. La sorpresa fue que el viaje duró mucho más de lo esperado. Pensábamos llegar al terminal de Chimbote a las 4:00 am, pero llegamos a las 7:00 am. Compramos boletos para Cabana y nuestro bus partió a las 7:20 am. Era relativamente cómodo. Yo decidí no comer nada hasta llegar a Cabana. El camino a Cabana son 5 horas, durante las cuales estuve entre durmiendo por ratos y escuchando un gran audiolibro de Ernesto Sábato llamado "La Resistencia". El viaje no tuvo ningún sobresalto, aparte de que llegamos casi a las 3:00 pm. Antes de llegar, hicimos la tradicional parada en el pueblo de Ancos para comprar tamales, duraznos y manzanas. Yo, personalmente, me compré un agua y unos duraznos.


Sábado, el Primer Día

Por lo general, el primer día en Cabaña uno trata de aclimatarse, respirar el aire puro y disfrutar del olor a eucalipto, a monte y al aire limpio. Llegamos a una casa que pertenece a mi suegra. Nuestra idea era quedarnos en un hotel, pero en primera instancia no encontramos ninguna habitación. Vale decir que la llegada fue un poco atropellada ya que construyeron un terminal de pasajeros en la zona más al norte del pueblo, y la casita de mi suegra está en la zona más al sur del mismo. Pensábamos alquilar una moto, pero no había, así que caminamos con todas las maletas los 1,20 kilómetros. A 3,200 metros sobre el nivel del mar y cargando varias maletas, no es fácil, pero lo logramos.

Llegamos a la casa, pero no estaba mi suegra ni mi hija, así que fuimos donde el prioste, donde estaban ellas, y finalmente pudimos entrar y descansar un rato. Almorzamos una sopa de mote que estaba muy sabrosa. Luego fuimos a la plaza, que está en subida, a 770 metros de la casa. Estuvimos viendo las bandas y disfrutando del lugar, pero hasta temprano porque mi esposa y yo veníamos cansados del viaje, así que bajamos temprano a descansar.

Domingo, el Segundo Día

La noche fue difícil para mí. Me cuesta mucho dormir y respirar en la altura, así que dormí poco, pero me levanté con energía. Tomé cafecito, pan serrano y queso que me hizo mi mujer, y fuimos temprano a la plaza. Compramos una pelota de vóley, café, azúcar y otras cositas. Regresamos a casa y volvimos a comer sopa. Estuvimos conversando un rato con el hijo del señor que cuida la casa, Kalet, quien tiene 2 años. Además, estuve jugando con el perrito Duque.

En la noche fuimos a comer pollo y llevamos los huesitos a Duque, que, tratando de esconderlos, cayó al río y lo rescatamos.

Lunes, el Tercer Día

Este día tuve que trabajar. Me levanté sin sueño a la 1:00 am y comencé a trabajar a las 3:00 am. Pude avanzar rápido, así que luego compartimos con mi tío Hugo y Fernando y su esposa Gina. Como solo Fernando, su esposa y yo hablamos inglés, me puse a hablar largo rato con Gina, que estaba muy mal por la altura, una operación en su rodilla y además el poco apetito, también debido a su edad, 82 años. Tomamos varias cervezas y luego los ayudamos con sus maletas para que fueran a Lima. Estuvimos con las bandas en la plaza y regresamos a casa temprano.



Martes, el Cuarto Día

El martes trabajé medio día. Luego fuimos a comer ceviche, estuvimos con las bandas, y regresé a casa donde Arnaldo estaba haciendo unos trabajos de electricidad. Leí el primer capítulo de la novela y me impactó mucho. Luego ayudé a Arnaldo. Mi esposa estaba jugando ludo con mis hijos. Hicimos pizzas que no quedaron muy buenas porque el horno estaba defectuoso, pero nos reímos mucho. Ese día nos quedamos en un hotel y pudimos descansar agradablemente.



Miércoles, el Quinto Día

Amanecimos con fuerzas. Fuimos a casa de mi suegra, tomamos desayuno, y luego fuimos a conocer unas bellas cascadas que no tienen nombre. Me llené de valor y me sumergí, luego todos lo hicimos. Estuvimos un rato con la orquesta y estuvimos esperando los castillos, pero estábamos muy cansados y fuimos a descansar.



Jueves, el Último Día

Nos levantamos, comimos chicharrón y fuimos rápido porque nos habían prestado un caballo para que mi hijo paseara. También paseé yo y paseó mi hija. Ayudé a hacer unos arreglos, nos fuimos a la plaza y vimos la procesión del Patrón Santiago.  Fuimos al museo y tomamos el autobús Caminos del Inca para regresar a casa. Salimos desde las 6:30 pm.



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